Vivimos en un mundo en el que es más importante el hacer, el tener, el consumir que el ser. Al morir, no nos llevaremos nada de lo que hemos estado almacenando, tengo la esperanza de que sí podamos llevarnos nuestros aprendizajes, los momentos, los recuerdos...
Siendo así, una de las cuestiones que alimenta nuestro interior sin duda es la espiritualidad y no me refiero con ésto a ninguna religión, pues el ser humano desde que habita la tierra ha buscado el creer en algo, como una especie de refugio espiritual. Cada quien eligirá creer y profesar cierta religión o quizás ninguna, mientras nos nos vayamos al extremo o en contra del bien común por fanatismos.
El budismo para mí, más que una religión es una filosofía de vida. Cuando las cosas van mal, una frase budista te hará sentir mejor, te provoca pensar en la relatividad de las cosas. Hace poco, me encontré en la librería con éste título: "Tú también puedes ser budista" de Dzongsar Jamyang Khyentse. Lo leí y tiene bastantes ideas interesantes para nuestra vida. Lo recomiendo.Suelo subrayar las cosas que me interesan de los libros, ésto llamó mi reflexión:
"Como los niños en el cine, estamos atrapados en la ilusión. De ahí se derivan toda nuestra vanidad, ambición e inseguridad. Nos enamoramos de las ilusiones que creamos y nos sentimos desproporcionadamente orgullosos de nuestra apariencia, de nuestras posesiones y de nuestros logros. En este sentido, es como si llevásemos una máscara y nos envaneciésemos en ella".
- La impermamencia
- Emoción y sufrimiento
- La ilusión de los fenómenos
- La iluminación
"Porque, cuando no hay ilusión, tampoco hay desilusión. Y es que cuando uno sabe que todo es transitorio, no se aferra a nada y, si no se aferra a nada, deja de pensar en términos de tener o carecer y, en consecuencia, vive plenamente".
Me pareció un buen libro, me gustó. Se dice que uno no escoge los libros, sino que ellos te encuentran, dejémonos atrapar enotonces y alimentemos nuestra alma a través de la lectura.
"Por lo general, sólo nos damos cuenta de la mitad del ciclo de la impermanencia. Aceptamos el nacimiento pero no la muerte; aceptamos la ganancia pero no la pérdida y aceptamos que los problemas concluyan, pero no que aparezcan. La liberación se deriva de reconocer todo el ciclo sin identificarnos exclusivamente con las cosas que nos gustan".
¿Cuantas veces no hemos creído que algo, lo que sea, "bueno" o "malo" durará para siempre? Incluida la vida misma...
"No olvidemos que la riqueza, la salud, la paz y la fama son tan impermanentes como sus opuestos. No hay en el mundo, ni en el plano físico ni en el imaginario, incluida nuestra mente, que perdure para siempre".