Hace días compre unos cuentos a mi bebé de 2 meses, que criticó una conocida diciendo que eso era imponer gustos, que la agobiaría, que ya quería que fuera como yo, entre otras cosas. Esos comentarios podrían sonar ridículos y desechables,
sirven para ilustrar el por qué en nuestro país la lectura es algo tan poco común: no se comprende. En México, donde leer no es una actividad popular, es mejor visto decir que ya le compré su celular o una tablet llena de juegos, que el decir que ya le compré sus primeros libros a un bebé. Decir que se impone un gusto es un razonamiento bastante absurdo, un gusto no se impone dado que perdería el sentido de su naturaleza, imponer es relativo al castigo, a lo obligado y si vemos desde ese punto de vista la lectura, ya la percibimos mal. El no leerle a los hijos es quitarles esa opción, hay muchas cosas no elegidas por nosotros de pequeños, como nuestro nombre, el lugar de nacimiento, si nos perforan las orejas, nuestros padrinos, nuestra ropa y un largo etcétera. Un gusto no se puede imponer, una actividad como la lectura, cuyos beneficios ya están de sobra estudiados (desarrollo cognitivo, del lenguaje, imaginación, vínculo entre padre e hijos, etc) es criticada porque se piensa que tendrá acceso a ello cuando vaya aprendiendo a leer y escribir (¡alrededor de los 6 años!) y antes de esa edad no entenderán nada.Ser padres es amar, cuidar, atender las necesidades básicas de tu hijo, es disciplinar, es fomentar hábitos positivos, es influir positivamente, ¡es divertirse juntos, así como alguien que gusta del fútbol quiere compartir esa afición con sus hijos, un lector quiere compartir su gusto por las historias y así generar momentos únicos sin pensar en el futuro. Nadie escucha música pensando en sus beneficios (al menos yo no) simplemente la disfruta, ¿cuando dejaremos de pensar en la lectura como algo obligado que sólo se hace en la escuela?