Estoy leyendo un libro que se llama "la pandemia en el diván", que es una serie de ensayos de varios psicoanalistas acerca de su trabajo con los pacientes durante la pandemia y el impacto emocional que ha provocado a nivel mundial. Es el primer libro que veo en relación con la pandemia y el mundo de los psicólogos así que no tardé en conseguirlo.
Esto, me hizo pensar en mí, comenzar a generar recuerdos de aquel inicio de la pandemia de covid-19 y explorar acerca de si ha causado algún estrago en mis emociones. Esta es la historia de cómo lo viví personal y profesionalmente. En enero de 2020 quedé embarazada y seguí trabajando como siempre, trabajo en una preparatoria como docente y en mi consultorio particular. A principios del año ya sonaba la noticia de un nuevo virus que estaba afectando a China, pero no causaba en esta parte del mundo preocupación, nadie imaginábamos que iba a generar una pandemia, hasta que de un día para otro en el mes de marzo, de estar en el salón de clases pasamos a clases en línea en nuestras casas. Al principio dije qué bueno, en casita unos días, sirve que no ando arriba y abajo pues tenía 2 meses de embarazo. Pues esos días se convirtieron en meses, una cuarentena a otra cuarentena y 3 cuarentenas, ya ni recuerdo cuántas fueron. Al principio no podía creerlo y es que nuestra mente tarda en ir digiriendo o procesando algún evento importante, al despertar en las mañanas me preguntaba ¿en verdad?, pero siempre he sido solitaria, me gusta estar así, conmigo, pensar, leer, escuchar música, cantar, bailar, escribir, sola. Cuando convivo con otras personas necesito reponerme y recargar mi energía en soledad. Así que no lo sufrí, con un pequeño patio ahí recuerdo que me salía en las tardes a comer mangos, pues las frutas eran mi principal antojo, ver las hojas de los árboles moverse en la huerta de atrás, el cielo... Mi esposo llegaba con las comprar del súper a lavarlas, yo iba de curiosa a ver si me había traído mis paletas rockaleta y me pedía que me alejara en lo que las desinfectaba. Comparaba maquillaje o ropa e igual, primero lavar, desinfectar, al ir al ginecólogo nos exigían portar cubrebocas y recuerdo mis mascarillas que apretaban mucho, cuando por alguna razón tardaba en atendernos ya me daba mucha dificultad respirar. Recuerdo que cada día a las 7:00 pm prendía la televisión para ver la conferencia de López Gatell para ver cómo iba la pandemia y surgían datos poco alentadores, a pesar de ello, tenía la firme esperanza de las vacunas, era muy optimista al respecto, me decía que si vivíamos en la época más cómoda de la historia en la que había tantos avances científicos y tecnológicos, la creación de una vacuna pondría fin al virus.
Lo curioso: Mi personalidad se modificó en el embarazo, de ser una lectora empedernida, comencé a aborrecer los libros, me daban náuseas y tuve que guardarlos para no verlos, pensaba ¿en serio leer tantas letritas? jajaja, y oh sorpresa, aprendí a cocinar, "Jauja cocina mexicana" fue mi canal de YouTube preferido, la señora Janette fue mi maestra, una gran gran maestra, diferentes platillos cada día, luego de las clases en línea comenzaba y quienes cocinan saben que eso te lleva mucho tiempo, de forma sorprendente descubrí que era buena, todo me salía bien, nada de libros, todo era cocinar, aprender nuevas recetas, descubrir y luego lavar trastes, limpiar la cocina y toda la casa pues siempre me ha gustado el orden.
No salía todos los días, pero afortunadamente vivo en un lugar donde hay muchos lugares al aire libre muy bellos, me iba a la laguna o al lago cráter con mi esposo a comer o a caminar.
Lo feo y difícil: La construcción de al lado, todos los días martillazos, golpes, eso para mi, junto con las clases en línea, fueron odiosos, aborrecí los formatos que nos pedía hacer el ex director, formato tras formato, reunión tras reunión, gráficas y estadísticas de cómo evitar la deserción, mensajes a toda hora de los alumnos...
Otra cosa difícil fue que el día en que nació mi hija, estuve muy temprano porque estaba programada mi cesárea, recuerdo que era una mañana fría en el mes de septiembre. El hospital MAC de Celaya estaba lleno de pacientes COVID, había una alarma que sonaba cada que alguien con el virus entraba, había señalamientos en el piso por dónde ir y por dónde no debías, y al salir tenías que pasar por una puerta que te rociaba de desinfectante, tipo película de ciencia ficción. Bueno, total que espere en la sala de recuperación 6 horas a que me pasaran a mi cuarto y conocer a mi bebé, pues todo estaba lleno. No permitían visitas y sólo una persona en el cuarto. Fue en verdad desesperante, además de que a la anestesista se le pasaron las cucharadas y me dormí durante la cesárea.
Además, difícil fue no ver a mis papás tan seguido, a mi hermano, preocuparme por su bienestar, a mis amigas con las que estaba acostumbrada a verlas todos los días en la escuela y salir de manera frecuente, ir de vacaciones, ir a la playa, anhelaba como mucha gente la libertad de hacer, después de tiempo ya sentía la necesidad de gente, de convivencia.
Sobre mis consultas, pues sí, tuve que cerrar mi consultorio presencial para trabajar a distancia, mucha gente llamaba para agendar cita pero cuando le decía que no atendía "de momento" presencial no aceptaban y se quedaban ¿y eso, por qué? (como que sentía que vivía en un mundo distinto). Mi responsabilidad era cuidar mi embarazo que tanto me había costado lograr.
El 2021 fue el año de la vacunación, y todo comenzó a mejorar, hubo mayores libertades, lugares cerrados comenzaron a abrir, la gente conforme a edades empezó a recibir sus dosis, yo recibí la cansino que fue una sola vacuna, de dosis doble y meses después la vacuna de moderna, ya no pienso en más.
Y pues como pensaba al principio, tarde o temprano todos llegaremos a contagiarnos, me enfermé de covid el año pasado en el mes de agosto, siendo de las afortunadas de hacerlo después de las vacunas y cuyos síntomas fueron leves.
Atiendo de manera presencial desde hace un año, y me sentía tan contenta que escribí en mi diario lo siguiente: "Ayer tuve por primera vez desde hace exactamente 2 años consulta presencial. Miraba a mi paciente y dentro de mi se desbordaba la alegria de regresar a mi consultorio. Quizás la felicidad no es tener más, sino vivir una pandemia y regresar a la normalidad. 15 de marzo marca el regreso, me encanta. Dar consulta es mi pasión, es mi vida".
Las vacunas cambiaron el rumbo de la enfermedad, y ahora ya casi al final de la pandemia, puedo decir que quedó como una experiencia en la que se probó el temple, el carácter, la economía, las relaciones, todo y en diversos niveles, una sacudida a la humanidad. Nuestra estabilidad emocional se basa en la ilusión de invulnerabilidad y también -como nos pudimos dar cuenta- en nuestra sensación de libertad, de elección. Es doloroso saber que muchos ya no están, y que somos afortunados por estar aquí, lo real, lo único certero es la impermanencia y el cambio.
Muchas cosas, anécdotas, recuerdos, sensaciones agradables o bonitas, no recuerdo haber sentido miedo en exceso, lo tomè e forma muy racional, sabiendo que en el mundo hay pocas cosas que podemos controlar, como se menciona en el libro, "todos vivimos de alguna manera una pandemia diferente" ahora, noto diferencias en las personas, hay más casos de ansiedad, depresión, separaciones, y menos empatía, más irritabilidad, menos tolerancia, ¿será que la pandemia nos deshumanizó un poco? ¿vimos al otro como el enemigo y se nos quedó?, recuerdas ¿cómo viviste los primeros meses de la pandemia? Te has preguntado ¿cómo y en qué grado trastocó tu vida y tus emociones? Escríbelo, tus buenos y malos momentos, quizás a tus hijos o incluso nietos les interese saber de qué forma viviste estos años.
Finalmente puedo decir que aún nos falta mucho por analizar psicológica y socialmente los efectos de este hecho, que fue un antes y un después en la historia.