lunes, 10 de octubre de 2016

Sobre los pecados capitales

Hoy en día en que es tan común comer en exceso, flojear de más o tener la mínima paciencia, ¿Cómo podríamos tirar la primera piedra en relación a los pecados capitales? Si encontramos pereza, gula, envidia, ira, lujuria, avaricia y soberbia por donde vayamos. Si la mesura no está de moda, ¿de qué forma entonces podemos conscientizar nuestros vicios?

 Imagen: Óleo sobre madera, "Típtico del jardín de las delicias", Hieronimus van Aeken Bosch, llamado el Bosco, (1503-1515).

Acabo de terminar de leer el libro "los siete pecados capitales" del filósofo y escritor español Fernando Savater, quien tiene la cualidad de no transmitir con complejidad su punto de vista y de dejar algunos cuestionamientos para la reflexión personal. ¿Quién es realmente virtuoso? ¿Aquel que vivió una existencia disipada, y antes de morir decide rectificar su camino con penitencia y moralidad o aquel que siguió en su vida las normas sociales y morales y un año antes de morir decide dedicarse a los vicios y a perjudicar a los demás? ¿A quién de ellos le toca el cielo?

Comparto la opinión del autor de que actualmente, es tan común la tendencia a la impaciencia, a la ira, falta reflexión. Ya no queremos esperar por casi nada y las frustraciones están a la orden del día. 


"No hay nada peor que el que va echando en su mochila todo lo que le causa fastidio hasta que se rompen las costuras y ocurre un desastre. Es más controlable la persona de habitual mal genio que aquella que pierde los nervios ocasionalmente".
 De cualquier forma, la ira está relacionada con los fracasos, las frustraciones y los conflictos de cada quien. ¡Y qué decir de la pereza o la gula, por ejemplo! "La pereza siempre encuentra excusas... Hay muchas formas de pereza; una es, también, desperdiciar el talento, aquellos individuos que no hacen nada para crecer y mejorar sus condiciones naturales". 

Imagen: Óleo sobre tabla, "La mesa de los siete pecados capitales", Hieronimus van Aeken Bosch, llamado el Bosco (Hacia 1450-1516)

"Alguna vez, refiriéndome a Satanás, me he preguntado qué sería de nosotros sin él. Prácticamente nadie nos presta tanta atención como ese celoso enemigo..." Ándale que sin llamarle está tan pendiente de cada uno que siempre nos ha de incitar a hacer algo nuevo en cuestión de pecados: "Cómete las dos rebanadas de pastel", "una no es ninguna", "¡reclámale, es tan injusto!", y un largo etcétera ¿verdad? pero a pesar de lo que nos diga o cuánta atención nos ponga, uno siempre tendrá la última palabra, quiero pensar que todavía uno conserva parte de su voluntad. 



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