lunes, 24 de marzo de 2025

Libro "La muerte del amor"

La muerte del amor, el último libro de Gaby Pérez Islas, tanatóloga mexicana. 

Me sorpendió gratamente este libro, me gusta la forma de Gaby para explicar temas complejos. 


Muerte no solo hay una y definitiva, sino que muere una parte de nosotros mismos cuando nos separamos de alguien a quien amamos profundamente. Con quien compartimos y experimentamos, con quienes fuimos cómplices alguna vez. Este libro no habla acerca del tema del amor en específico, me refiero a qué es o cómo se desarrolla, sino a las rupturas y por qué se originan, sus causas diversas las cuáles le da a cada una capítulo y sugerencias o recomendaciones generales para llevar el proceso del duelo.

Y es que cuando nos comprometemos o cuando nos casamos las promesas que hacemos las sentimos, vamos pensando en que podremos durar "toda la vida", pero es que a veces aunque los dos sean buenas personas, y queramos durar muchos años juntos, la vida nos lleva por caminos que nunca pensamos y de pronto nos topamos con situaciones o retos lo bastante fuertes que pueden tambalearnos e incluso rompernos individualmente o a la relación. 

La infertilidad es uno de los temas difíciles que incluso en el noviazgo no se piensa o siquiera pasa por la mente, la muerte de un hijo, o una enfermedad que pone a prueba todos nuestros recursos, etc. 

Lo que más me gustó de este libro fue que al leerlo puedes tener una idea al menos más clara de si tu relación sigue viva o no y que analiza razones reales por las que una pareja puede separarse, mi capitulo favorito es donde habla precisamente de esto, de las cosas tan tremendas y fuertes que pueden vivirse y que rompen con la relación porque el reto que vives los sobrepasa. 

Lo que no me gustó fue que Gaby (y me sorprende) continúa usando las etapas del duelo de Elisabeth Kubler- Ross que eran aplicables para las fases que los enfermos terminales (con los que ella trabajaba) pasaban en el duelo por su enfermedad, etapas que no son aplicables para otros tipos del duelo, como son la ruptura de pareja o divorcio. 

Independientemente de esto, es un buen libro, de lectura fácil y te deja mucha información para que puedas analizar con ella lo que vives en tu relación de pareja o en el caso de la separación. 

"Nada tan feroz saldrá de a boca de alguien como de quien vive contigo. Sabe dónde hacer daño y quiere hacerlo... ¿Y qué no se supone que en pareja estamos para tenderle la mano al otro y no para levantársela?"

"La casualidad no existe. Las cosas que te han ocurrido tenían que haberte ocurrido"

"Algunas cosas no las entiendes hasta muchos años después de que ocurren"

domingo, 23 de marzo de 2025

Frases a evitar en los funerales

Son frases que se dicen comúnmente en los rituales funerarios, tanto en el velatorio, como en la misa y hasta en las esquelas de las redes sociales, las cuáles no se dicen con mala intención sin embargo no es lo mejor que podemos decir a las personas que pasan por una pérdida por fallecimiento (de hecho a veces las palabras sobran) hay que hacer una reflexión sobre lo que decimos, cuestionar las palabras que usamos, tenemos poca cultura del duelo y a veces nos escuchamos repitiendo lo que los demás dicen, sólo por decir algo o porque es lo común que se ha dicho durante años. Estas frases lejos de ayudar pueden herir la susceptibilidad del doliente, algunas ni siquiera son razonables por lo que es preferible evitarlas:

1. "Ya está con Dios o está en un mejor lugar". Ésta es muy común, puede sonar consoladora pero no es lo más indicado. 

2. "Échale ganas o tienes que echarle ganas". La frase más lastimosa cuando no se tiene nada más que decir, esto no es de "echarle ganas" hay un dolor innegable que la persona está experimentando. 

3. "Pronta resignación". Ni pronta, ni resignación, la prontitud es irreal e insana, el duelo toma tiempo y ese depende de cada situación e individuo y la resignación significa resistencia, cuidado con esta frase, ya hay que suprimirla del vocabulario. 

4. "Sé fuerte o tienes que ser fuerte". Y es que socialmente se entiende como "fuerte" a la persona que no llora, que sigue su vida como si nada o que aparentemente no le duele, fortaleza es entrar en contacto con la pérdida y con el dolor, expresarlo, hablarlo, llorarlo.

5. "Déjalo ir". ¿Dejar ir a dónde?, dejar ir, de las más comunes no solamente en un fallecimiento sino también en algunas otras pérdidas, suena a que ¿cómo le hago? Lo que hemos amado no lo dejamos ir, lo integramos, lo hacemos nuestro, lo llevamos dentro de nosotros mismos.

6. "Ya no le llores, porque no le dejas descansar con tus lágrimas". Esto es ya muy antiguo, una creencia que tiende a ser muy represiva, socialmente nos cuesta ver en dolor a otra persona, se entiende que no queramos ver mal a las personas que amamos, pero dejarles llorar sin culpa es lo mejor que podemos hacer por ellos, ofrecerles nuestro hombro en lugar de apagar sus lágrimas. 

7. "Tienes que estar tranquil@". Y bueno, ¿cómo voy a estar tranquilo si acabo de perder a mi ser querido?, tranquilidad a veces se entiende como no llores, llora bajito, no expreses...

8. "Sé cómo te sientes". Y realmente ¿sabes cómo se siente el otro? Cada pérdida es diferente y cada duelo también porque todos somos distintos y no hay duelo igual ni siquiera en una misma persona. Es una frase que no aporta que puede originar molestia o irritación en el doliente y que es mejor evitar. 

jueves, 6 de marzo de 2025

Un recuerdo ¿Es algo que tenemos o que hemos perdido?

Evidentemente cada uno decide el lugar desde donde lo quiere ver, pero leyendo el libro de Marian Rojas Estapé " Cómo hacer que te pasen cosas buenas" hay un capítulo donde habla del amor a los recuerdos que me encanta y cito:

"...recordar momentos especiales de nuestro pasado tiene la capacidad de producir las mismas sustancias y activar las mismas zonas cerebrales que se activaron cuando eso pasó en realidad", "Traer a la mente experiencias positivas del pasado resulta un antídoto potente contra la depresión y otros estados alterados de ánimo..."

Podemos saber conscientemente que estamos viviendo un momento felíz y disfrutarlo y vivirlo plenamente, para después recrearlo o reconstruirlo (lo que hace la memoria) y volver a sentirnos felices con él.

Claro que la vida pasa y podemos ya no estar en la etapa en que ocurrió ese momento, puede ya no estar esa persona especial en nuestras vidas, puede que alguna o muchas circunstancias hayan cambiado, pero el efecto está ahí, porque el presente es un tiempo breve pero sustancioso, decidimos si sufrir esos momentos, verlos como escasez o apreciarlos como riqueza y abundancia en nuestra historia: porque tuvimos la fortuna de estar con esa persona, porque compartimos con ella, porque fuimos a ese viaje, porque reí tanto en aquel momentos, porque viví tal o cual experiencia...

Cada momento felíz, cada persona, que nos deja algo especial, no desaparece, no se va y ya, no es tan simple, el punto, el hecho es que reside en nuestro espíritu que se alimenta de nuestra vivencias. Por ello valen esos momentos, efectivamente: recordar es volver a vivir.