miércoles, 15 de febrero de 2017

Mis cosas sencillas de la vida

Cuando alguien habla acerca de la felicidad, generalmente habla como esperando que ésta suceda de repente, o como si para ser felíz tenga que llegar algo grandioso o súper especial a su vida. Cuando nos atenemos a éste concepto de espera o de anhelo utópico, la felicidad es algo que se presentará quizás sólo unas cuentas veces en la vida de una persona. 

Para que una persona logre incorporar un concepto de felicidad aterrizada, en el que no todo el tiempo se es felíz ni tampoco a toda costa, (pues vemos con el paso de los años que las circunstancias de la vida cambian y que no todo es tan sencillo, se presentan y presentarán retos, problemas y sinsabores) es necesario aprender a reconocer que la vida tiene un sin fin de detalles, eso por lo que vale la pena seguir viviendo y que hacen de nuestra existencia, una existencia más llevadera y por lo tanto felíz si lo practicamos con regularidad, si logramos detenernos a observar y a darnos cuenta de que la atención hacia ellos es vital para nuestra salud emocional y también física. 

Éstas cosa sencillas de la vida que vale la pena disfrutar y provocar dependerán de nuestros gustos, nuestra rutina, del nuestro ambiente y también de nuestra personalidad. Identificandolos podemos hacer una lista mental de todo lo que disfrutamos día con día y generar nuevos de esos momentos. Personalmente escribo 20 de mis cosas sencillas de la vida que he identificado en este momento, algunas han escapado a mi memoria, tal vez incorpore otras en el futuro, las que escribo a continuación son las actuales, espero que quien esté leyendo ésto pueda realizar su propia lista, a lo mejor logre dar algunas ideas.

1. Levantarme en la mañana y darme cuenta de que no me duele nada (algunas veces eso sólo se valora con un dolor de muelas). 
2. Desayunar un plato de manzana picada con yoguth de fresa, granola y bomboncitos. 
3. Ver en la televisión un buen programa, últimamente disfruto mucho "la dichosa palabra" o "playist vintage". 
4. Escuchar una canción que me brinda alegría y tranquilidad (cada quien tendrá la suya) hay muchas y pueden variar, pero últimamente es "my first my last my everything" de Barry White. 
5. Tener la casa limpia y ordenada. 
6. Abrir un libro, quitarle el plástico es de las mejores sensaciones, coincidiendo con la emoción de Julio Cortázar: "Cuando yo abro un libro lo abro como puedo abrir un paquete de chocolate, o entrar en el cine; es decir, es una sensación de esperanza, de felicidad anticipada, de que todo va a ser bello, de que todo va a ser hermoso". 
7. Bañarme es de mis momentos favoritos pero más cuando hay nuevo jabón.
8. Cuando estoy leyendo en el patio y veo a mis peluches (mis perritos) correr o sentarse junto a mí. 
9. Ir a Guanajuato, Gto. (México) es mucha emoción y felicidad para mí, definitivamente es de mis lugares favoritos.

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10. Caminar por el pastito, ver los árboles, sentir el fresco. 
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13. Leer
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14. Cuando voy, caminar en la orilla de la playa, sentir el mar con su grandeza y en su máximo esplendor. 
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15. Ver una "lunota" (la luna llena) encima de un cerro encendiendo la noche. 
16. Regalar algo, hacer o ver hacer alguna obra de generosidad (da esperanza). 
17. Sentir que hago bien algo. 
18. Escuchar la lluvia. 
19. Cuando un paciente me agradece.
20. Llegar a la casa y andar en tenis o chanclitas.

viernes, 3 de febrero de 2017

¿Cómo aprender a discutir con la pareja?

Discusión puede definirse como un intercambio de opiniones e ideas entre dos o más personas cuyas visiones o puntos de vista son diversos. Discutir no es lo mismo que pelear. Una pelea nos remite a la idea de luchar contra algo o alguien. 

En una pareja, como en todas las demás relaciones humanas surgen diferencias o desacuerdos que no tienen que significar un pleito, violencia, incluso en una separación.

Para aprender a discutir como todo, requiere de práctica y sobre todo preguntarse ¿quiero arreglar la situación o sólo quiero pelear? A continuación, escribo algunas sugerencias para lograr adquirir esta habilidad:

1. Enfocarse en un problema a la vez. Generalmente cuando se discute con la pareja puede llegar un momento en el que se habla de otros temas u otros conflictos sobre todo que ya sucedieron pero que no se arreglaron, por lo que suelen salir a flote durante la discusión olvidándose de lo importante: centrarse en la situación que se está presentando.

2. Cuidar tono de voz y lenguaje corporal. La mayoría de las veces no nos damos cuenta de nuestro lenguaje corporal, por ejemplo: si nuestra expresión facial es de disgusto, si levantamos mucho las manos en señal de queja, si alzamos la voz cuando hablamos, o si cruzamos los brazos o los pies en señal de cerrazón (ya no querer escuchar lo que el otro dice). Si durante la discusión notamos que nuestro enojo se incrementa, podemos previamente acordar un "tiempo fuera" para caminar un poco, respirar, y luego retomar la conversación.

3. Tener disposición para solucionar. Aunque se piense fuera de lo común, muchas parejas disfrutan peleando y no conciben otra manera más sana para comunicarse. Esto, que se hace costumbre va desgastando la relación, pues no están dispuestos a aportar soluciones. Una actitud a desarrollar es la empatía, que es ponernos en el lugar del otro ("ponte en mis zapatos") para tratar de comprender qué siente y las circunstancias por las que está pasando mi pareja para apoyarle mejor.

4. Ser claros y concretos. Es muy común retomar cosas del pasado (Te acuerdas de la vez que me hiciste tal...), perderse en los detalles (tú dijiste hace meses que...) Y salirse del tema, por lo que para adquirir la habilidad de discutir productivamente es básico ser concretos con lo que me molesta, decir cómo me siento y qué espero de la otra persona.

5. Saber escuchar: Es una habilidad olvidada, pues por lo general nos enfocamos en hablar de lo que queremos y sólo escuchar nuestras ideas o nuestros propios pensamientos, dejar hablar al otro también requiere de esfuerzo para tener una conversación fluida: mientras yo hablo, el otro escucha y mientras el otro habla yo escucho mientras lo observo a la cara, con el oído, y la mente dispuestos, esto no significa que tengo que estar de acuerdo en todo lo que diga el otro, sino respetando su manera de pensar.

6. Llegar a un acuerdo. Una discusión tiene como principal objetivo llegar a un acuerdo, que es cuando los dos están conformes con la solución que se le dará al problema o situación por lo que se está pasando. Recordemos que esto es una cuestión de práctica, pero también de madurez en la pareja el poder llegar a una verdadera reflexión: ¿Qué vamos a hacer? (juntos), aportando ideas y soluciones.