No todos los amores están destinados a ser por años, a casarse, tener hijos y envejecer juntos. Hay historias cortas con mucho encanto, con momentos maravillosos cuya brevedad en absoluto significa que no fue amor. Quizás el destino o las circunstancias del momento los separó. Pero esas pequeñas grandes chispas que encendieron el corazón se quedan para siempre, breves, grandes amores. Sus recuerdos, su aroma, semejante a un buen perfume, despiertan las mejores sensaciones. La ventaja de ellos es que se quedan intactos en el tiempo, como una fotografía que no envejece. A esas historias la rutina y el mismo paso del tiempo no las desgasta, no las consume.
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