Algunas veces,
los seres humanos solemos tener ciertas características masoquistas, como si de
pronto nos enfocáramos en ver lo que no está bien en nuestra vida, lo que no
nos gusta, lo que no nos sale bien, en las críticas y en los momentos
desagradables, y así, vamos haciendo una especie de colección de momentos desastrosos
y vamos coloreando de esa manera nuestros días, nuestros años y en general
nuestra vida. Si hiciéramos una encuesta entre la gente que conocemos y agregáramos
gente que no conocemos y les preguntáramos si sus vidas son perfectas, si son
sinceros con toda seguridad responderían que no, pues de lo que si podemos
estar seguros es que en toda vida hay dificultades, problemas y sin sabores en
más de una ocasión, no importa lo que se trate de ocultar o aparentar. Sin embargo,
lo que caracteriza la percepción de la felicidad es que, así como hay momentos
malos, hay momentos buenos.
La cuestión es ¿Realmente
la aprovechamos?, ¿Sentimos esos momentos de alegría? ¿Los vivimos con tanta
intensidad como vivimos los malos? ¿Recordamos un cumplido de la manera
obsesiva como recordamos una crítica? Hay momentos desagradables sí, pero
también existe su contrario, en toda vida hay alegrías y cosas que podemos aprovechar,
vivir, disfrutar, sin embargo, también es cierto que el cerebro tiene sus
costumbres y una de ellas si no lo modificamos es ver el lado más oscuro, el
más catastrófico, el más desesperanzador. De ésta manera, propongo el siguiente
ejercicio de psicología positiva:
Comienza un diario,
en una libretita que a tí te guste, fórrala con motivos personales, pueden ser
fotos tuyas, estampas, colores favoritos, etc. Tiene que ser única y
personalizada. Escribe solamente los buenos momentos, enfócate en lo bueno que
tiene tu vida y plásmalo, descríbelo, dibújalo, exprésalo con palabras, fotos,
frases que hayas leído y que te motiven, que te gusten y con las que te
identifiques, de tal manera que ésta sea la más clara evidencia de que en tu
vida existen cosas buenas, quizás más de las que tú mismo hayas querido aceptar,
tu mente comenzará a enfocarse en cosas positivas y agradables, en esas
pequeñas y grandes alegrías que toda vida tiene para ofrecer.
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