Te dediques a lo que te dediques,
independientemente del lugar donde estés, seguramente te ha tocado tratar con
gente molesta o irritante. Realmente siendo tantas personas en el planeta, no
conocemos el porcentaje de gente irritante, puesto que eso es cuestión de
percepción, lo que a una persona le parece molesto otra persona tal vez no lo
perciba así, lo cierto es que alguna vez nos tocará o nos ha tocado tratar o
convivir con gente que nos saca de quicio, tal vez sea un compañero de trabajo,
tu jefe, hasta alguna persona con la que no convives a diario como un sastre que
te trae vuelta y vuelta sin tener tu encargo etc, por ello, te presento las
siguientes sugerencias para sobrellevar la situación de la menor manera:
1.
Identifica
cuando estás molesto: Algunas veces no nos damos cuenta de lo que nos provoca
alguna situación o incluso nuestros propios pensamientos, date algunos momentos
para identificar en tu cuerpo lo que estás experimentando: rabia, enojo, frustración,
impotencia, desesperación, fíjate cómo están los latidos de tu corazón, todas
las emociones pasan por el cuerpo así que escucharlo es una gran forma de
saber lo que sentimos.
2.
Evita
involucrarte en una discusión con esa persona: Puesto que una persona irritante
probablemente no sea consciente de que lo es, acuérdate de que la respiración
lenta y profunda debe ser una aliada para conservar la calma. Si dicha persona
te agrede con sus palabras o con sus actos negligentes, no te enroles en lo
mismo, el no agredir al otro, habla bien de ti, de tus valores y de tu
educación.
3.
No
te enganches: Trata de comprender (que no es lo mismo que justificar algún
hecho) y ver más allá, quizás esa persona tenga
problemas que nosotros desconocemos, o ese día se la ha pasado mal, incluso,
hay personas cuyas vidas no son del todo satisfactorias y tratan de contaminar
a los demás con lo que sienten, por ello, no te enganches con sus actos o con
sus palabras, no lleves contigo su frustración.
4.
No
alimentes el enojo con tus pensamientos: Desde “¡Qué idiota!, ¡Ya me arruinó el
día! ¡seguro lo hace para fregarme!, ¡me las va a pagar! (… y un largo etcétera),
hasta seguir reviviendo mentalmente cómo ocurrieron los hechos, qué te dijeron,
qué respondiste, qué pudiste responder y no lo hiciste... y demás. Este tipo de
pensamientos no te llevan a tranquilizarte, al contrario, notas que está aún
más enojado, date cuenta de que estás pensando en círculos y detén ese tren del
pensamiento negativo.
5.
Canaliza
las emociones que te genera: Trata de no contaminar a los demás con estas
emociones, puesto que el enojo y la frustración de pronto parecen una cadenita
en la que, si me hizo tal cosa el chofer del autobús, yo me desquito con el de
la tiendita y el de la tiendita enojado le avienta el cambio a otro cliente y
así sucesivamente estos episodios van haciéndose comunes pero molestos, así que
tú tienes la opción de ya no seguir con las malas caras o malos tratos hacia los
demás. Camina, corre, da un paseo, di una tremenda palabrota (interiormente) vuelve a tu respiración lenta y profunda y deja ir la situación.