martes, 12 de marzo de 2013

La seducción de las palabras

"Las palabras tienen un poder de persuasión y un poder de disuasión  Nacen en un argumento inteligente que se dirige a otra inteligencia. La seducción de las palabras, lo que aquí nos ocupa, sigue otro camino. La seducción parte de un intelecto, si, pero no se dirige a la zona racional de quien recibe el enunciado, sino sus emociones".  

"Sólo en la medida en que hallemos con palabras lo que sentimos realmente podremos expresarnos ante los demás y ante nosotros mismos, porque el lenguaje humano no representa o señala directamente la realidad, sino que -representa representaciones mentales- que los sujetos tienen y construyen acerca de la realidad".

"El lenguaje permite psicoanalizar a los pueblos, conocer sus miedos y sus vivencias infantiles, sus prejuicios. Vivimos el prestigio de la voz del libro y lo mantendremos aun cuando en un futuro los libros desaparezcan tal y como los concebimos ahora. Proclamaremos siempre que no hay ningún libro tan malo como para no tener algo bueno..., y todo habrá sido escrito en los libros". 


"-La publicidad no vende productos, sino que compra clientes-, y ¿con que les paga? Con una moneda falsa, que, sin embargo, guardarán en su cómoda más antigua porque se trata de una moneda reluciente: con la seducción de las palabras. Las mujeres hurgarán en el monedero para adquirir una costosa crema que suaviza el cutis, pero hasta hace poco, no se planteaba el esfuerzo económico alguno por una pastilla de jabón. ¿Porqué?: Porque la publicidad de las cremas les promete hacerlas bellas, mientras que el jabón sólo prometía dejarlas limpias  Así que los fabricantes de jabones han debido acudir ya a las sugestiones de la hermosura, como "conserva el cutis", "piel tersa y joven"...Vance Packard explica: "Ya no compramos naranjas, sino vitalidad. Ya no compramos simplemente un coche, sino prestigio", finalmente, en realidad, lo que se compran son palabras. La publicidad acude a las palabras seductoras que buscan ademas erigirse en palabras gancho. El comercio vende símbolos. Y esos símbolos funcionan en los niveles subconscientes e inconscientes, en lo ámbitos irracionales. Las mujeres no compran cremas suavizantes, astringentes o rejuvenecedoras, sino imágenes de la juventud, del éxito, del amor". 

"La fuerza de las palabras es tan estremecedora que incluso pueden cambiar la percepción de lo nombrado mediante una leve modificación de su envoltorio: la palabra misma"

Grijelmo, Álex (2000). La seducción de las palabras: Un recorrido por las manipulaciones del pensamiento. México, D.F.: Punto de lectura. 


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